Influencia de la función tiroidea previamente desconocida en el ictus isquñemico agudo
- Ros Forteza, Francisco Javier
- Jesús Cacho Gutiérrez Zuzendaria
Defentsa unibertsitatea: Universidad de Salamanca
Fecha de defensa: 2013(e)ko abendua-(a)k 11
- Francisco Javier Laso Guzmán Presidentea
- Isabel Pastor Encinas Idazkaria
- Jesús Hernández Gallego Kidea
- Félix Bermejo Pareja Kidea
Mota: Tesia
Laburpena
[ES] Introducción: Todavía no está estudiado el papel de la función tiroidea en el ictus isquémico. Hipótesis: Proponemos que la enfermedad tiroidea es un factor de riesgo de ictus isquémico presentando las siguientes hipótesis de trabajo: 1. El hipertiroidismo es factor de riesgo de ictus isquémico de etiologia cardioembólica. 2. El hipotiroidismo es factor de riesgo de ictus isquémico de etiologia aterotrombótica. Objetivos: Estudiar la relación que existe entre la función tiroidea y el ictus isquémico agudo. Analizar si existen diferencias entre los controles y casos (ictus isquémico agudo) en la función tiroidea y en las variables estudiadas. Analizar las diferencias entre los diferentes subgrupos de ictus: normotiroideo, hipertiroideo, hipertiroideo subclínico, hipotiroideo, hipotiroideo subclínico y síndrome eutiroideo enfermo. Material y métodos: Estudio de casos (354 pacientes) y control (131 pacientes), de base hospitalar, de corte transversal, observacional, de pacientes admitidos en la Unidad de Ictus por ictus isquémico agudo en los últimos 2 años. Fueron analizadas las siguientes variables: sexo, edad, factores de riesgo vascular (FRV), escala NIHSS, territorios vasculares, perfil tiroideo, perfil lipídico, ácido úrico, NT-proBNP, PCR y Vs en la primera semana del Ictus, tratamiento tiroideo y mortalidad. Fueron excluidos fármacos, enfermedades severas, alcoholismo, y tabaquismo (interfieren con la función tiroidea) Resultados: Se detectan diferencias estadísticamente significativas entre pacientes y controles en las alteraciones de la función tiroidea y para las variables: NT-proBNP, PCR, Vs, Colesterol, LDL-C, HDL-C y Triglicéridos. Se observan diferencias estadísticamente significativas entre los diferentes subgrupos de ictus para las variables: sexo, edad, NIHSS, perfil lipídico (excepto el colesterol total), tratamiento tiroideo y mortalidad, pero no fue encontrada en los FRV. Conclusiones: Este es el primer estudio caso-control que analiza la relación que existe entre la función tiroidea global y el ictus isquémico agudo en sujetos adultos, sin límite de edad. Esta alta prevalencia de disfunción tiroidea (44,1 %), previamente desconocida en los pacientes con ictus isquémico agudo contribuye en la etiopatogenia (ictus embólico versus aterotrombótico) y puede tener consecuencias clínicas (evolución, pronóstico y tratamiento del ictus). Estos datos han de tomarse con cautela ya que se trata de una muestra hospitalaria. Dado el bajo coste de la función tiroidea y su amplia disponibilidad, proponemos screening de la función tiroidea en todo paciente con ictus y/o FA (aunque no haya sufrido un ictus) independientemente de la edad. Asimismo, también en cualquier paciente con hiperlipemia, haya o no presentado un ictus, especialmente si es mujer y mayor de 50 años. Más estudios son necesarios para elucidar el papel de la función tiroidea en el ictus isquémico.