Funcionalidad familiar en familias extensas. Significado para el adulto mayor de vivir en familia extensa
- GONZALEZ QUIRARTE, NORA HILDA
- Manuel Lillo Crespo Director/a
Universidad de defensa: Universitat d'Alacant / Universidad de Alicante
Fecha de defensa: 30 de septiembre de 2016
- Francisco Cruz Quintana Presidente/a
- Rosario Ferrer Cascales Secretario/a
- María Paz García Caro Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
Introducción El envejecimiento es un proceso natural, progresivo e inevitable de todo ser humano que inicia en el momento del nacimiento y culmina hasta la muerte. La población mundial avanza paulatinamente hacia el envejecimiento de su estructura por edades. Para el 2050 se prevé una disminución de los grupos más jóvenes de la población y un aumento de la población en edades laborales y de los adultos mayores (World Population Prospects, 2002). El envejecimiento de la población está determinado por factores de la transición demográfica de finales del siglo XX y principios del XXI, como son la baja natalidad, baja mortalidad, el aumento de la esperanza de vida y los flujos migratorios (Torres, 2009). Si bien esta transición presenta diferencias entre los países, su celeridad y profundidad son rasgos inéditos en la historia. Los antecedentes, de acuerdo a la opinión de los expertos, son en parte a raíz de los avances de la ciencia y la tecnología, es por eso que las diferencias en el comportamiento demográfico resultan significativas, entre los países desarrollados y aquellos en vías de desarrollo como son los de América Latina (Viveros, 2001). Como el ritmo de envejecimiento en los países en desarrollo es más rápido que en los países desarrollados, los primeros (por ejemplo, los de América Latina y el Caribe) tendrán menos tiempo para adaptarse a las consecuencias del envejecimiento de la población (Aranibar, 2001). El Estudio Nacional de Salud y Envejecimiento ENASEM, (2013) señaló que mientras México tardará 26 años en llegar a una tasa de envejecimiento de 15% de la población, en otros países este ritmo ha sido más lento. Estados Unidos por ejemplo, tardó 69 años en pasar de 6 a 15% en 2013, mientras Francia, en 1980, lo hizo en 115 años. A nivel mundial ocurren cambios económicos y sociales que han provocado que la población de adultos mayores vaya en aumento, estos cambio se reflejan en el avance de las ciencias biomédicas y con ello en una mejora de los niveles de salud en toda la población, reduciéndose la tasa de mortalidad y aumentando la esperanza de vida. México no es la excepción, el número de adultos mayores duplicó su monto en las últimas décadas, pasando de 5 a 11.7 millones de 1990 a 2014. Cabe señalar que al interior de este grupo de edad, se visualizan diversas etapas de desarrollo que marcan estilos de vida diferenciados, toda vez que se hace evidente la pérdida gradual de capacidades motrices y cognoscitivas conforme avanza la edad (INEGI 2014). Estos cambios representan, en muchos casos, una carga social y económica para quienes rodean a los adultos mayores, sobre todo en unidades familiares donde se ha perdido la dimensión de su rol tradicional como consejero y poseedor de experiencia, la cual se ha ido transformando en una aportación asociada al cuidado de los niños y al quehacer doméstico (INEGI 2008). El envejecimiento, es un proceso natural, pero son las características en que vive la sociedad las que condicionan tanto la cantidad como la calidad de vida; en otras palabras, envejecer no sólo es un proceso biológico, sino que también es un proceso social. Se requiere de acuerdo a Orosa (2001) promover una cultura del cuidado al adulto mayor con enfoque holístico integral que propicie el ambiente requerido por cada persona para mantener su salud, a través de una serie de prácticas que no necesariamente tienen que ser impuestas por la medicina científica, sino también dispensar cuidados orientados a incrementar la interacción positiva de la persona con su entorno, teniendo más importancia los vínculos basados en el afecto o los que se establecen de forma voluntaria. Por lo tanto la familia se convierte en uno de los grupos sociales más influyentes durante el proceso de envejecimiento de sus miembros en el diario vivir, siendo esta un área de oportunidad para los profesionales de la salud en concreto, la enfermería, para ejercer su participación desde el interior del núcleo familiar para promover y educar a las familias en una cultura del cuidado a los adultos mayores coadyuvando en un envejecimiento más activo y saludable. En tal perspectiva, los adultos mayores son el grupo poblacional más vulnerable y que presenta mayor riesgo social a consecuencia de la edad avanzada y por las deficiencias de cobertura y calidad en materia de seguridad social y atención a la salud y por su mayor propensión a presentar limitaciones físicas o mentales (INEGI, 2005). Si bien la vejez no es una enfermedad, en esta etapa de la vida aumentan los riegos de enfermar o de perder la autonomía y la funcionalidad; en consecuencia, requiere de mucha atención y cuidado, no solo en la satisfacción de sus demandas fisiopatológicas, sino también en las áreas emocional, social y psicológica, que en muchos de los casos son las más susceptibles de fortalecer (CONAPO, 2014). En México, el proceso de envejecimiento, repercute sensiblemente sobre varios factores del desarrollo y el funcionamiento de las sociedades y también sobre el bienestar relativo no sólo de los adultos mayores sino de los grupos más jóvenes. De estos factores destacan los sistemas de pensión y jubilación; la composición de la población activa, las modalidades de participación en la misma, los arreglos en cuanto a familia y hogar, las condiciones de salud de los adultos mayores y las transferencias intrafamiliares de una generación a otra (Secretaria de Salud, SSA. 2001). En México se han propiciado cambios en la estructura de las familias, dando como resultado, en muchos de los casos, la coexistencia de cuatro generaciones en la red familiar. Es común la idea que si la población de la tercera edad reside con sus familiares, tendrán asegurado cierto bienestar. Sin embargo, algunas veces, las condiciones socioeconómicas de pobreza en que residen las familias y sus ancianos, limita la atención de diversas necesidades de la población de adultos mayores y en ocasiones son víctimas de maltrato, discriminación y violencia física o verbal (Quintanar, 2010; Estrada, Hernández & Sardiñas, 2008; Noda, 2008; Martínez, Pérez, Cardona & Inclán, 2005). Por lo tanto, la familia es para todos los individuos un valor de alto significado y compromiso personal y social, fuente de amor, satisfacción, bienestar y apoyo, pero también constituye fuente de insatisfacción, malestar, estrés y enfermedad. Las alteraciones de la vida familiar son capaces de provocar alteración emocional, desequilibrio y descompensación del estado de salud. La vivencia de problemas familiares precipita respuestas de estrés, entre las cuales se encuentra el descontrol de la enfermedad crónica o su inicio. Por lo tanto se reconoce que la familia es la principal instancia que ejerce función protectora ante las tensiones que genera la vida cotidiana su apoyo es el principal recurso de promoción de la salud y prevención de la enfermedad y sus daños, así como el más eficaz que siente y percibe el individuo frente a todos los cambios y contingencias a lo largo del ciclo vital en el contexto social (Louro, 2003). De acuerdo a los datos reportados por el INEGI (2000) a nivel nacional en México, poco más de la cuarta parte de los hogares familiares mexicanos (26.3%) se clasifican como hogares extensos. En el 2010, en el estado de Tamaulipas, México la población total fue de 3268554 y el 6 % (194923) eran adultos mayores y en el municipio Tampico, Tamaulipas, México, se reportó 1 % de personas pertenecientes a este grupo etario (INEGI, 2010). Con respecto al número de hogares familiares con adulto mayor en la colonia Morelos del municipio de Tampico, en el año 2010 se reportaron 1246 hogares extensos. Durante un acercamiento exploratorio previo a este estudio, se detectó que las familias en Tampico, Tamaulipas carecen aún de una cultura del cuidado al adulto mayor y que prefieren llevarlos a estancias diurnas para que otros sean quienes los atienda sin indagar si la persona adulta mayor, desea ser recluida ahí durante todo el día mientras sus familiares, con quienes habita, se encuentran ocupados. Así mismo fue posible conocer varias de las razones por las que el adulto mayor habita con su familia constituyéndose en familia extensa, sin dejar de mencionar que los integrantes responsables del cuidado al adulto, lo atendían por sentirse culpables mencionando que cuando joven fue el hijo más rebelde, otra de las razones fueron culturales, por ser mujer o la de menor edad de los hermanos o bien, por cuidar la herencia de los bienes materiales y monetarios que posee hasta ese entonces, el adulto mayor. Del tal modo que si la familia continua siendo el grupo social de mayor apoyo y respaldo emocional para el adulto mayor, fue necesario conocer el significado que tiene para el adulto mayor, el vivir con su familia e integrarse como familia extensa toda vez de ser llevado a una estancia. A su vez el adulto mayor en cualquier escenario desempeña un importante papel en la creación y desarrollo de la familia, él requiere de una atención integral que le permita gozar de una óptima salud para el logro de una vida plena e insertarse en las diferentes actividades de la sociedad e incidir positivamente en el mantenimiento y equilibrio de esta. Por lo tanto, es importante reconocer precozmente las alteraciones en las funciones vitales para la autonomía del adulto mayor (Modéjar, Sifontes & Ceballos, 2010). En este sentido es importante reconocer también la funcionalidad que se alcanza en las familias que habitan con adultos mayores, así como reconocer la percepción que los adultos mayores tienen acerca del significado de vivir junto con su familia. Conclusiones Como resumen de las conclusiones se dilucida que el estudio de las familias merece abordajes teóricos con enfoque en una perspectiva enfermera, que permitan identificar la funcionalidad de las familias extensas y a su vez el significado de vivir con un adulto mayor para posteriormente establecer planes de cuidado de enfermería que satisfagan la situación identificada en estas familias. En este trabajo se tuvo especial cuidado en elegir al participante en el estudio, se pensó en que fuera el adulto mayor, por el rol que desempeña en la familia y ser uno de los miembros más vulnerables, se buscó efectuar un análisis en el cual se deje ver cuáles son los puntos críticos en una familia extensa y que se pueden fortalecer, para contribuir al bienestar de la familia, pero también al bienestar individual de cada uno de sus integrantes y propiamente del adulto mayor. El hecho de vivir en familia extensa acarrea una serie de conflictos por la determinación de roles, pero también trae bondades a la mesa, como son, recibir un apoyo en doble partida por el adulto mayor participando en algunas ocasiones en situaciones al cuidado de los hijos en ese hogar. En esta tesis los objetivos de la investigación fueron cumplidos y los datos ofrecen lineamientos suficientes para hacer propuestas de acción. Las condiciones de salud y bienestar de las personas adultas mayores están vinculadas con la funcionalidad de la familia extensa con la cual cohabitan, su asistencia a la Estancia Diurna y con los procesos de Transición vivenciados y con los Significados. De acuerdo a la encuesta de funcionalidad familiar se encontró que predomina el nivel intermedio, lo que podría significar que éstas familias pueden presentar limitaciones para apoyar las transiciones de envejecimiento hacia un proceso de resultado saludable tanto para la persona adulta mayor como para los diferentes integrantes de la familia extensa y la familia en conjunto y en francas condiciones de problemática se encontrarían en estos aspectos las familias disfuncionales, lo que abre una ventana de oportunidad para la intervención desde la ejecución de los cuidados en enfermería. La Estabilización, etapa final de la transición que implica adquisición de nuevas rutinas y roles así como adquisición de nuevas habilidades de autocuidado, está siendo alcanzada de maneras diferenciadas y podría conseguirse de mejor manera mediante una mayor participación de apoyo y capacitación por parte de los servicios de salud que, en esta investigación, fuera de aquellos brindados por la Estancia Diurna, no fueron referidos. Las personas adultas mayores si perciben y conocen que se encuentran dentro de un proceso de transición visualizando sus efectos en sus condiciones de vida y entienden que ello está en relación a su envejecimiento, aun cuando reconocen poco los diferentes componentes de esa transición o serie de transiciones y su grado de implicación activa es en la mayoría aún muy pobre, situación que puede ser modificada si se incorpora a los cuidados de enfermería prestados por la Estancia Diurna y los Servicios de Salud los elementos teórico prácticos de la Teoría de las Transiciones de Afaf Meleis.